Final Fantasy, del XIII al XIII -2
Construyendo el futuro
Hace no mucho tiempo fue que
Final Fantasy XIII se había llevado intensas y numerosas críticas. Recuerdo haber defendido en aquel entonces el
juego por presentar algunas innovaciones, a pesar de perder características
fundamentales dentro de todo buen RPG.
Haciendo memoria los grandes
fallos que tuvo fueron, sin importar el orden, la parte lineal que evitaba la
posibilidad de exploración (Salvo en el Grand Pulse). La introducción/tutorial
de 14 horas aproximadamente –es poco menos de la mitad del tiempo total de
juego- para poder manejar libremente a la party
o desplazarse a placer por el terreno. La historia tampoco se pudo comparar con
otros títulos como su sexta o séptima edición. Los enemigos eran todo el tiempo
los mismos sólo cambiando de color según el elemento que manejaban y uno muy
importante es que se carecía de un enemigo poderoso, fue un juego fácil y sin
una imagen real del enemigo a vencer.
¿Por qué lo defendí entonces? Más allá de los gráficos que
realmente son asombrosos un juego debe caracterizarse por ser entretenido.
Particularmente me gustan los RPG por sus historias más que por los detallitos
que muchos expertos andan buscando. Para mí el sistema de pelea fue realmente revolucionario
por lo intenso y bien aplicado. Es cierto, dentro de esto también había
problemas, si moría el personaje principal el juego terminaba y los Phoenix down o raise no tenían mucho
sentido. Sin embargo; el sistema de paradigmas permitía evitar morir, el uso
estratégico de esta modalidad hacía imposible sufrir dentro del juego.
Puedo asegurar que lo más difícil
del juego era acabar las misiones y hacer todas las ultímate weapons. Y no por difícil sino por lo tardado y por
momentos monótono que se volvía. Ahora bien, ¿qué pasa en XIII-2?
La segunda parte de Final Fantasy
XIII es, desde mi punto de vista, extraordinaria. Se corrigieron gran parte de
los errores y se mejoró prácticamente la totalidad del juego. Incluso le dio más
sentido a la historia de su predecesor explicando algunos detalles y conectando
momentos de aquella insípida historia para enriquecer la nueva.
El juego requiere exploración,
mucha exploración al estar viajando en el tiempo y conectando acontecimientos.
El crystarium fue simplificado. Ahora sólo se tienen dos personajes, Noel y
Serah, no obstante; este criticado tercer elemento parecido a un pokemón tuvo
sentido y terminó siendo agradable estar implementando nuevo compañero del
equipo. La historia es buena. Caius es un tipo con personalidad y, cerca de
terminar el juego, todavía tengo preguntas sobre Yeul. Regresó este parque con
carreras de chocobos y maquinitas muy al estilo FFVII. Si uno muere,
automáticamente se hace el cambio de personaje y la pelea continúa. En otras
palabras, la segunda parte es un auténtico RPG que deja mal parado a su
antecesor. Lo sé, yo defendí el XIII y aunque creo que si tuvo detalles buenos,
después de jugar el XIII-2 puedo decir que si se quedó muy corto. Cabe señalar
que quien no jugó el primero no tiene que hacerlo, en el menú principal se cuenta con una
introducción para quienes no conocen la historia original.
Como detalle extra se puede elegir la dificultad del juego, es algo raro, no recuerdo que los FF lo implementaran pero aquí se hizo. En lo personal para buscar enemigos difíciles "adelanto misiones" y entonces me enfrento, en lugar de a un simple Cie'th a una auténtica boss battle.
Final Fantasy XIII-2 resultó ser un RPG que
recomiendo, lo único que no me gusta y sigue molestándome es la voz del moogle
pero es un detalle mínimo para lo que termina por ser una gran experiencia de
juego. Puedo decir que Final Fantasy se reconcilió conmigo.



No hay comentarios:
Publicar un comentario